UNA APROXIMACIÓN A LA NOCIÓN DE
COMUNIDAD DE INDAGACIÓN Y A LA IMPORTANCIA DE LA MEDIACIÓN DOCENTE
DRAFT: Noviembre 01, 2016
Dra. Elizabeth Jasso Méndez
Departamento de Humanidades Universidad
Motolinia del Pedregal, México
Dr. Jesús Jasso Méndez
Colegio de Filosofía, FFyL, UNAM,
México/Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México
El pensamiento no es una cuestión de combustión espontánea; no se
produce solo sobre principios generales. Algo debe provocarlo y evocarlo.
Dewey, 1998, p.12
Resumen
¿Qué
es una Comunidad de Indagación (CoI)? La Filosofía para niños (P4C/fpN) entiende
la formación de nuestros jóvenes estudiantes como el resultado de un trabajo
crítico-colaborativo entre distintos agentes cognitivos: agentes pedagógicos y
didácticos, agentes conceptuales y agentes sociales. De acuerdo con este
enfoque filosófico (Lipman, 1998, 80)[1],
las relaciones entre estos tres tipos de agentes, explica la fecundidad de ésta
propuesta pedagógica constructivista orientada al desarrollo de una actitud
analítica, crítica y reflexiva por parte de los estudiantes que les permita
generar conocimientos en contextos de incertidumbre y complejidad.
Una de
las propuestas pedagógicas del enfoque anterior será desarrollar, lo que ha
denominado "comunidades de indagación" para justificar epistemológica
y pragmáticamente su programa. ¿Qué tipo de aspectos integran a una comunidad
de indagación?, ¿cómo explicamos tales aspectos?, ¿las comunidades de
indagación pueden aplicarse bajo condiciones conceptuales y escolares
irrestrictas? La finalidad de esta breve propuesta no es sólo ofrecer una
respuesta a estas preguntas, sino enfatizar en la importancia de la mediación
docente, en la intervención directa del proceso no estándar aprendizaje-enseñanza en donde la práctica es la constante en la construcción,
por parte de sus integrantes, de significados y comprensión mutua de
contenidos.
Palabras clave: Comunidad de
indagación, Matthew Lipman, Filosofía para niños, constructivismo, mediación
docente.
Introducción
El tránsito de las instituciones de
educación Media Superior desde un modelo centrado en la enseñanza hacia un
enfoque centrado en el aprendizaje, es una relación no fácil de lograr y
requiere sus propios pasos intermedios. Particularmente, nos llama la atención
un aspecto educativo que condiciona la posibilidad de los otros: la formación
docente.
La aplicación de las comunidades de
indagación en el ámbito del bachillerato mexicano implica todo un reajuste de
la matriz pedagógica-didáctica donde la acción escolar está determinada por
políticas educativas anacrónicas y deliberadamente descuidadas del ethos
pre-universitario y universitario. Poner en marcha la estrategia de una
reflexión epistémica en el aula como el centro del aprendizaje implica no sólo
remar contra corriente, sino utilizar a favor lo que está inevitablemente en
contra ex. gr. aulas austeras, sobrepoblación, profesores no capacitados en
las asignaturas que imparten.
Considerando estas circunstancias si
bien un cambio integral de las prácticas educativas requiere cambios
significativos en varias direcciones, autoridades genuinamente comprometidas
con la formación de los estudiantes, políticas educativas simétricas a los
marcos normativos de excelencia a nivel internacional, correspondencia entre la
oferta de cursos y la competencia docente, espacios laborales como outputs idóneos de la formación
previamente adquirida; la acción del docente se convierte en un factor crucial
para cristalizar, en la medida de sus posibilidades, nuevos métodos de
aprendizaje y enseñanza marcando la diferencia entre un quehacer
tradicional-estéril y un quehacer crítico.
Esta breve participación, hace énfasis en la
necesidad de re-conceptualizar el ejercicio profesional de los docentes, ofreciendo
dos posibilidades, inspirados en Dewey
(1998)[2]
para modificar sus prácticas: i. Aprendizaje
Basado en Problemas (ABP) y ii. Metodología de Proyectos en el ámbito didáctico
(MPD). A la base de estas alternativas se encuentra el modelo de aprendizaje e
investigación desde las comunidades de indagación.
Se ha
dividido el contenido de la propuesta en cinco secciones: 1. Reflexión y
revisionismo como antecedente conceptual y práctico a las comunidades de
indagación, 2. Ciudadanos en el aula. La planeación didáctica como elemento
clave de la organización del trabajo, 3. Lipman y Dewey: comunidades de investigación o
indagación, 4. Ambientes de Aprendizaje.
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) y La Metodología de proyectos en el
ámbito didáctico (MPD), 5. Algunas
consideraciones finales.
1.
Reflexión y revisionismo como antecedente
conceptual y práctico a las comunidades de indagación.
Una de las propiedades básicas de las comunidades de
indagación es su carácter práctico. Esta condición implica un manejo
inteligente, por parte de los docentes, de los asuntos conceptuales,
procedimentales y didácticos de acuerdo con sus asignaturas o áreas de
aprendizaje.
Uno de los antecedentes principales de las comunidades de
indagación, lo encontramos en los trabajos de John Dewey (1859-1952) los cuales
han influido en áreas como la didáctica y la filosofía de la educación. Dewey mostró
claramente un sentido práctico para planificar y desarrollar una propuesta
curricular. Esta propuesta está basada en el “hacer” como consecuencia de un pensar
crítico:
… se define el
pensamiento como la operación en la que los hechos presentes sugieren otros
hechos (o verdades) de tal modo que induzcan a la creencia en lo que se sugiere
sobre la base de la relación real entre las cosas mismas, relación entre lo que
sugiere y lo sugerido” (Dewey, 1998, p. 12).
Pensar críticamente entonces implica la deliberación
sobre la inferencia de nuestras creencias. Se trata de explicar lo que creemos
y nuestra disposición conductual
funcionalmente i.e. mediante la ecuación: medio ambiente
- contenido mental (ejercicio volitivo e inferencial- conducta.
Por su parte, el enfoque filosófico de Lipman (Filosofía
para niños, P4C), recupera de Dewey la centralidad de la experiencia (vivencia
y contenedor epistémico) como concepto clave de su propuesta didáctica: aprender a aprender, estimulando lo que
él llama, el pensamiento de orden superior en el aula:
un pensamiento
rico conceptualmente, coherentemente organizado y persistentemente
exploratorio... cuyos rasgos pueden entenderse como aquellas metas a las que el
pensamiento de este tipo siempre tiende a alcanzar y no como aquellas de las
que nunca se desvía (Lipman, 1998, pp. 62-63).
En esta línea Lipman sostiene que el pensamiento de orden
superior, es una fusión entre pensamiento crítico y pensamiento creativo bajo
relaciones de mutua contribución. El pensamiento crítico constituye la base y
el eje procedimental de las comunidades de indagación. Si bien, Crithical Thinking ha sido
conceptualizado y trabajado desde varios enfoques ex. gr. educativo, filosófico,
lógico y argumentativo[3] es
posible trazar algunas de sus propiedades transversalmente: entendimiento de
las conexiones lógicas entre ideas, identificar, construir y evaluar
argumentos, detectar inconsistencias y errores en el razonamiento, solucionar
problemas, identificar relevancia entre las ideas disponibles, reflexión sobre
la justificación de mantener ideas en primera persona. Estos aspectos
corporizan al concepto lipmaniano, pensamiento de orden superior y forjan la
fundamentación conceptual y metodológica de las comunidades de indagación.
Particularmente, las aplicaciones del pensamiento crítico
al estadio educativo conforman un movimiento innovador que pone en tela de
juicio, los conceptos tradicionales del aprendizaje y el desarrollo de habilidades
de pensamiento en las instituciones escolares (Facione,P., 1990)[4]. Entre
los teóricos más influyentes en este campo se encuentra Robert Robert Ennis
(1985)[5].
De acuerdo con Ennis, el pensamiento crítico se concibe como el pensamiento
racional y reflexivo interesado en decidir qué hacer o creer. Lo cual implica, por
un lado, un proceso cognitivo complejo que reconoce el predominio de la razón
(la intelectualidad) sobre las otras dimensiones en el campo de los contenidos
mentales. La razón nos permite reconocer aquello que es justo (dimensión ética)
y aquello que es verdadero (dimensión epistemológica), ambas cosas en un
dominio específico. En consecuencia, se traza su segunda característica, el
pensamiento crítico es una actividad predominantemente reflexiva, revisionista
y normativa: permite analizar los argumentos ofrecidos por los diferentes
agentes comunicativos desde sus sedes originales. En este caso, el análisis se
centra en dos puntos: la aceptabilidad de oraciones y el ejercicio de acciones
justificadas. Esto es, cómo los agentes justifican sus opiniones y deciden aceptar
o rechazar diferentes creencias mediante métodos lógicos (el campo deductivo
del enfoque), y cómo mediante un pensamiento
orientado hacia la acción es posible justificar disposiciones conductuales para
esclarecer dificultades (campo pragmático y contextual del enfoque).
Lo interesante de una comunidad de indagación como el
espacio propicio del pensamiento crítico -ya sea desde un enfoque educativo,
lógico o argumentativo- entonces es su inclinación hacia contextos de resolución de problemas, considerando una fuerte interacción
entre diferentes agentes (conceptos, personas e instituciones). Los integrantes
de una comunidad de indagación se entretejen en un campo de investigación sobre
objetivos de aprendizaje específicos mediante actividades conjuntas, compartiendo
saberes y huecos epistémicos, construyendo relaciones que les permiten no sólo aprender
unos de otros, sino construir conjunta y creativamente formas consistentes de moverse
en diferentes dominios de aplicación epistémica.
2.
Ciudadanos en el
aula. La planeación didáctica como elemento clave de la
organización del trabajo.
De acuerdo con P4F,
las comunidades de indagación constituyen un ethos didáctico no reducible a un carácter fundamentalmente instrumental i.e.
sólo como una herramienta útil para organizar el proceso aprendizaje-enseñanza.
La planeación didáctica en este contexto, señala la importancia de desarrollar en
los participantes (estudiantes), pensadores sistemáticos. Se trata de ofrecer
los medios para fortalecer las capacidades meta-cognitivas:
percepción-reflexión-conceptualización-acción, como condiciones fundantes de un
aprendizaje autónomo y autodirigido, pero al tiempo, siempre abierto a
contra-ejemplos.
Al respecto, Coll (2007)[6]
señala:
Un aprendiz competente es el que conoce y regula sus propios
procesos de aprendizaje, tanto desde el punto de vista cognitivo como
emocional, y puede hacer un uso estratégico de sus conocimientos, ajustándolos
a las exigencias del contenido o tarea de aprendizaje y a las características de
la situación”. (Coll, 2007, P. 36).
Esto nos conduce a reflexionar sobre la
importancia de la mediación docente en el proceso de aprendizaje. La mediación
docente es una intervención intencional y regulada hacia la ejercitación de
procesos mentales por parte de los alumnos. El diseño e implementación de
experiencias de aprendizaje mediado
debe considerar actividades y situaciones de aprendizaje que despierten el
genuino interés de los participantes. El ethos
social del alumno debe integrarse al ethos
procedimental de la comunidad de indagación. Sólo así se alcanza un
involucramiento gradual de los estudiantes con los contenidos conceptuales de
cada Aprendizaje (Jasso, E 2011, p. 186)[7].
La planeación del trabajo en el aula debe
considerar entonces plena claridad del tejido conceptual que se intenta
transmitir, lo cual permitirá abrir el campo creativo del docente para integrar
materiales disciplinares y lúdicos en cada proceso. Aulas con grandes
poblaciones sólo pueden atenderse de manera exitosa, mediante la experticia
del mediador y la propiedad empática de
sus materiales. Luego, el diseño didáctico permite integrar recursos de
diferente naturaleza: artículos disciplinares, artículos de difusión, notas
periodísticas, materiales visuales, materiales audiovisuales, todo aquello que
haga bailar la mente del estudiante, pero marcando el paso del baile
correspondiente, esto es, transitar del componente lúdico y empático hacia el
objetivo conceptual y aplicativo. Se trata de buscar sistemáticamente un alineamiento
entre los objetivos, recursos didácticos-aprendizaje y contenidos. Un verdadero
ciudadano es el que puede opinar racionalmente en su polis con los recursos
disponibles, eso buscamos, constituir un ciudadano en el aula que pueda
transitar en ella racionalmente y prever condiciones de aplicación fuera del
recinto escolar.
3.
Lipman y Dewey: comunidades de investigación o
indagación.
Los trabajos de Matthew Lipman (1998) nos
parecen interesantes pues hacen del aula una extensión de lo que él llama una comunidad
universal de investigación. El salón de clase debe transformarse en el espacio idóneo
para la producción y reconstrucción social. Su concepción educativa y
psicopedagógica se desarrolla de forma sistematizada en: La filosofía en el
aula (Lipman, Sharp y Oscanyan, 1980). En esta obra podemos encontrar sus
críticas al currículum actual y las reformas escolares, proponiendo sin más un
medio conceptual transformador de la mente y la sociedad: Filosofía para Niños
-P4C. Lipman apuesta por una pedagogía del juicio desde esta vena filosófica,
la cual se encuentra abierta a contribuciones de otras disciplinas y saberes.
El centro del modelo es la comunidad de investigación (indagación), conceptualizada
como: una matriz social que genera
relaciones sociales y en la que se producen una variedad de matrices
cognitivas… (Lipman, 1998) sostenidas por el componente conceptual y comunitario que le
permitirá al participante aprender a negociar y a compartir.
Como podemos intuir, dentro de este modelo, la
indagación es un pensamiento
reflexivo, siguiendo a Dewey (1998):
…implica: 1) un estado de
duda, de vacilación, de perplejidad, de dificultad mental, en la que se origina
el pensamiento, y 2) un acto de busca, de caza, de investigación, para
encontrar algún material que esclarezca la duda, que disipe la perplejidad… El
pensamiento no es una cuestión de combustión espontánea; no se produce solo
sobre principios generales. Algo debe provocarlo y evocarlo. (Dewey, 1998, p. 12-13).
El pensamiento reflexivo tiene entonces como
punto de partida la ambigüedad de situaciones, la presencia de dilemas, la
incertidumbre, pero también el campo de las alternativas de solución. Así, el
proceso de indagación o investigación ayuda a desarrollar destrezas de
pensamiento, a clarificar la comprensión, a proveer de herramientas para
corregir estrategias, a relacionar ideas, a fomentar la curiosidad y proporcionar
retos.
Ahora bien, ¿cómo formar docentes-mediadores
con la experticia requerida por las
comunidades de indagación? A continuación proponemos dos alternativas.
4.
Los ambientes de Aprendizaje. El Aprendizaje
Basado en Problemas (ABP) y La Metodología de proyectos en el ámbito didáctico (MPD).
Los ambientes de
aprendizaje son centrales en la formación didáctica de los docentes. Estas
pueden ser de tres tipos: áulico, real y virtual. En cualquiera de estos
tres casos es posible formar a docentes desde comunidades de indagación hacia
la conformación de estas comunidades en los centros directos de enseñanza.
En términos muy
generales, el primer caso refiere a las actividades de aprendizaje desarrolladas
en el salón de clase donde existe un contacto directo con los estudiantes (en
este caso profesores-mediadores). El segundo caso refiere a espacios alternos
al aula ex. gr. espacios de aplicación: laboratorios, empresas, clínicas,
bibliotecas, áreas verdes i.e. escenarios donde, si bien no se
circunscriben a un recinto tradicional, sí se puede constatar personalmente la adquisición
y aplicación de conocimientos y habilidades logradas. De acuerdo con el tercer
caso, el ambiente virtual hoy en día tiene una importancia fundamental por su
alcance y parsimonia. Se crea mediante el uso de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TICs). Se enfocan principalmente en el uso de plataformas
digitales tipo moodle, blogs y portales de intercambio, donde los docentes se
concentran virtualmente para poner en marcha un plan de estudio incorporando
las nuevas estrategias tecnológicas-pedagógicas. En cualquier caso, los actores
deberán estar atentos a cinco elementos fundamentales: contenidos, interacción, reflexión, producción y presentación.
Con relación a los contenidos, los DM1[8]
deben partir de los conocimientos previos
que tanto ellos como los estudiantes (DM2) tienen. Esta condición será el punto
de inicio para la construcción de conocimiento nuevo. La interacción nos remite a la relación que se establece entre los
actores del medio presencial o digital: coordinador-DM1, DM1-DM2, DM2-DM2,
DM2-DM1. La reflexión consiste en la
disposición mental que el DM1 debe motivar mediante sus recursos de
interacción-formación: actividades, lecturas, ejercicios, materiales visuales,
audiovisuales, foros-debates, enlaces a recursos conceptuales: artículos
disciplinares, de difusión, de aplicaciones didácticas. Este es el campo de la
reflexión y la persistente interrogación. La producción se relaciona con la elaboración del producto de
aprendizaje que va a realizar el alumno: comentarios, preguntas, acercamientos
a conceptos y aplicaciones cada vez más maduras, creativas e independientes.
Por último, la presentación refiere a
la manera en cómo los DM2 pueden reconstruir académicamente sus reflexiones
continuas con la finalidad de expresar argumentativamente y bajo el uso de
fuentes y distintos ejemplos sus ideas respecto a diferentes, Aprendizajes,
Líneas de Interés o Asignaturas.
Pero, ¿Qué es Mediar en el proceso de
aprendizaje-enseñanza?
Mediación o Modificabilidad cognitiva.
En los espacios aulicos, se conoce a la
mediación como la intervención intencionada y regulada de parte del docente en
el proceso de aprendizaje.[9] En
este caso, los docentes deberán tener una formación en teorías del pensamiento
(cognición), de tal suerte que puedan reconocer el carácter racional y no abusivo de la
intervención. Esta relación de aprendizaje se caracteriza por la modificabilidad cognitiva (Feurstein,
1980)[10] i.e.
la posibilidad de i. re-estructurar contenidos mentales mediante ejercicios
conceptuales y prácticos; ii. habilitar disposiciones conceptuales y
conductuales mediante los recursos didácticos (arriba señalados). De tal suerte
que el diseño de experiencias de aprendizaje intencional, explica la mediación
como uno de los quehaceres centrales de los docentes. En este estadio, no es
posible concebir a los alumnos como tabula
rasa que hay que llenar, sino como generadores potenciales de conocimientos,
que hay que retar para ver su resistencia ante contextos de incertidumbre y
complejidad.
Los profesores de educación media
superior deben considerase mediadores, no porque así lo refiera la currícula (pues
sabemos que estamos aún lejos de ello) sino para establecer condiciones que les
permitan a ellos mismos realizarse en su quehacer docente, y que al tiempo,
permitan desarrollar estrategias de
indagación y solución de problemas de forma experta, en un clima que si
bien implica una realidad incierta, también incluye opinión segura,
racionalmente resguardada en el entretejido del pensamiento complejo.
Ahora bien, ¿qué factores nos permiten
concretar los aspectos anteriores?, ¿qué estrategias pueden utilizarse para la
indagación y solución de problemas?
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)como
estrategia didáctica en el aula.
De acuerdo con ABP el aprendizaje refiere a los cambios epistémicos que los estudiantes
sostienen mediante formas de comprensión y participación conjunta. Se comprende
como un proceso multidimensional, involucra el pensamiento, la afectividad y la acción. Tiene como antecedente el
método del problema planteado por Dewey:
Dada una dificultad, el paso siguiente es la sugerencia de algún camino,
esto es, la elaboración de algún plan provisional o proyecto, la adopción de
alguna teoría que explique las peculiaridades en cuestión, la consideración de
alguna solución al problema. Los datos disponibles no pueden proporcionar la
solución; solo pueden sugerirla. Entonces,
¿cuáles son las fuentes de la sugerencia?
Sin ninguna duda, la experiencia anterior y un fondo de conocimiento
adecuado a disposición del sujeto. Si la persona ha conocido situaciones
similares, si ha tratado material del mismo tipo con anterioridad, seguramente
surgirán sugerencias más a menos idóneas y útiles”. (Dewey, 1998, p. 13)
De esta manera, el ABP incluye los siguientes aspectos:
en el D de aprendizaje se distingue,
i. agente que aprende; ii.
saberes previos; iii.
contenidos; iv. nueva información, v. reglas de comportamiento; vi. reglas para
la división del trabajo.
¿Cómo relacionar (i), (ii), (iii), (iv), (v) y (vi.)? Se
inicia con la presentación
de situaciones reales y problemáticas. Estas situaciones deberán estar
relacionadas con la comprensión y aplicación de algún contenido conceptual de
la Asignatura. El docente-mediador hará ver que ahora los estudiantes tienen un
problema, deben apropiarse del conflicto. En el caso de grupos numerosos, se
harán equipos de trabajo con la finalidad de analizar la situación, elegir
alternativas, construir alternativas. En esta línea Perrenoud (2004)[11]
señala:
Los alumnos perciben la situación que se les propone como un
verdadero enigma que resolver, en el cual están en condiciones de emplearse a fondo.
Es la condición para que funcione la transmisión: el problema, aunque
inicialmente propuesto por el maestro, se convierte entonces en «su asunto».
(Perrenoud, 2004, p.30)
Con esto, entonces, se busca que los
estudiantes confirmen su comprensión del escenario considerando:
a. problematización
b. lluvia de
ideas
c. formulación de
supuestos
d. alternativas de
solución
e. listado de lo
que los estudiantes conocen y lo que les falta por conocer
f. resolver el
problema
g. elaborar un
plan de acción
h. Volver a
inicio...
En la presentación de resultados, los
estudiantes deberán ofrecer reportes de la
indagación que han realizado, en los cuales muestren recomendaciones, y
su proceso inferencial para llegar a sus resultados. A partir de esta etapa, la
tan temida evaluación se hace presente.
Cabe señalar que de acuerdo con ABP el docente
debe ser un guía, más que un software
con conceptos y respuestas integradas. Un guía experto que no sólo ajuste los
problemas a las posibilidades cognitivas
y sociales de los alumnos, sino que, como Platón en sus distintos Diálogos o
Descartes en sus Meditaciones Metafísicas, sepa que cada pregunta sobre un
problema conduce a un objeto definido ya conocido por él en el inicio del
proceso, pero objeto enriquecido por el grupo al final del proceso:
… una parte importante del arte del tutor consiste en su habilidad
para inspirarse en un amplio repertorio de medios, lenguaje y métodos de
descripción con la finalidad de representar sus ideas de muchas maneras
diferentes, tratando de buscar imágenes que harán click con ese estudiante
particular. (Schön, 1992 p. 258)[12].
La Metodología de proyectos en el
ámbito didáctico.
Como se ha señalado, el ámbito didáctico de
las comunidades de indagación, apunta a la experiencia y a la participación
directa de los docentes, en el diseño de situaciones que permitan el logro de
los aprendizajes contemplados en el currículum. Trabajar por proyectos favorece
a dicho propósito. Los proyectos constituyen un trabajo grupal dirigido por los
mediadores, que puede orientarse a producciones concretas de una comunidad de
indagación:
[El trabajar por proyectos ] induce un conjunto de tareas en las
que todos los alumnos pueden implicarse y jugar un rol activo, que puede variar
en función de sus medios o intereses; suscita el aprendizaje de saberes y de
procedimientos de gestión de proyecto (decidir, planificar, coordinar, etc.). Favorece,
al mismo tiempo, aprendizajes identificables… que figuran en el programa de una
o más disciplinas…” (Perrenoud, 2000, p. 3)[13]
En el trabajo por proyectos, el concepto de competencia adquiere una gran
importancia. La competencia se
entiende en este caso como la “capacidad de movilizar varios recursos
cognitivos para hacer frente a un tipo de situaciones”. (Perrenoud, 2004) Esta
definición alude a la formación de los docentes en teorías del pensamiento y de la acción situados. En la metodología de
proyectos:
…una competencia es una capacidad de actuar de manera eficaz en un
tipo definido de situación, capacidad que se apoya en conocimientos, pero no se
reduce a ellos. Para resolver una situación de la mejor manera posible,
generalmente debemos hacer uso y asociar varios recursos cognitivos
complementarios, entre los cuales se encuentran los conocimientos. (Perrenoud,
2002, p. 7)[14]
Si bien el concepto de competencia es
polisémico -la diversidad de acepciones complejizan tanto la connotación del
término, como la formación del docente por competencias- es también el caso que
su relevancia (en los términos arriba expuestos) permite ubicarla como una
alternativa en el marco de las comunidades de indagación. El trabajo por
proyectos permite orientar uno de los quehaceres fundamentales del trabajo
docente: “la identificación, selección, caracterización y organización de los
aprendizajes escolares; es decir, las decisiones relativas a lo que debe
esforzarse en aprender el alumnado y, por tanto, a lo que debe intentar enseñar
el profesorado en los centros educativos”. (Coll, 2007, p. 35).
Finalmente, un rasgo relevante de la metodología
por proyectos, es su independencia de los campo disciplinarios, de ahí su
carácter meta-didáctico. Se trata de un
quehacer flexible y útil que bien puede integrarse en las comunidades de
indagación científicas y filosóficas. Cabe destacar, que los proyectos favorecen
el desarrollo de competencias importantes:
la comunicación y la argumentación, i.e. las habilidades de abstracción, comprensión,
deducción, categorización, contextualización y emisión de juicios.
5.
Algunas consideraciones finales.
Actualmente en el nivel de Educación Media Superior
el modelo de las comunidades de indagación en el ámbito de la didáctica,
constituye una posibilidad central para formar individuos críticos y ciudadanos
responsables. En las comunidades de indagación, pensar de manera analítica constituye
la columna vertebral tanto para resolver problemas cotidianos del mundo
académico y laboral, así como para crear nuevos productos en tales ámbitos
(Sternberg, Roediger y Halpern, 2007). Implementar estrategias de enseñanza
sistemática de habilidades cognitivas, metacognitivas y disposicionales, es un
desafío no sólo institucional sino de la práctica individualizada de cada
docente. Sólo la búsqueda de la
reflexión en los contextos escolares nos asegurará que el collegium funcione como el espacio propicio para “conservar
celosamente [nuestro] derecho a reflexionar, porque incluso el hecho de pensar
erróneamente es mejor que no pensar en lo absoluto” (Hipatia de
Alejandría).
Bibliografía.
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Sternberg, R. J., Roediger, H. l., iii. & Halpern, D. F. (Eds.)
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[1] Lipman, M, Sharp, A. M., &
Oscanyan, F. (1980) Philosophy in the
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Press. Madrid. Ediciones de la Torre.
Lipman, M.
(1998) Pensamiento complejo y educación. Madrid. De la Torre.
[2] Dewey, J. (1998) Cómo pensamos: nueva exposición de la relación
entre pensamiento y proceso educativo. Barcelona. Paidós.
[3] Ver por ejemplo como guías:
- Davies,
M., Barnett, R. (Eds., (2015), The Palgrave Handbook of Critical
Thinking in Higher Education, MACMILLAN, Nueva YorK, USA.
- Peirce, B., (Comp,) (2005),
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-
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Philosophy", Informal Lógic, IX.2&3, Spring & Fall, New York.
[4] Facione, P. (1990) Critical thinking: A statement of expert consensus for purposes of
educational assessment and instruction. Millbraee CA, The California
Academic Press.
[5]Ennis, R. H. (1985) "A logical basis for measuring critical
thinking skills". En Educational Leadership. 43 (2).
[6] Coll, César. (2007) "Las competencias en la educación escolar:
algo más que una moda y mucho menos que un remedio". Barcelona. Aula de
Innovación Educativa. N°161.
[7] Jasso, E. (2011) La práctica educativa en la docencia
universitaria. México. De La Salle-Con-textos.
[8] Con la expresión 'DM1' nos referimos a los docentes-mediadores que
forman a otros docentes-mediadores 'DM2'.
[9] El concepto de mediador en el aprendizaje tiene como antecedente la
teoría socio cultural de Vigotsky (Ferrero, Gravié. R). Vigotsky materializa la
mediación a partir de la Zona de Desarrollo Próximo, que hace referencia a la
relación, entre un individuo que sabe y puede hacer una tarea específica, con
otro individuo que requiere de apoyo para poder realizarla, estimulando sus
potencialidades para el logro de dicha tarea.
[11] Perrenoud, P. (2004). Diez nuevas competencias para enseñar.
México. Quebecor World, Gráficas Monte Albán.
[12] Schön, Donald. (1992), La
formación de profesionales reflexivos. Barcelona. Paidós.
[13] Perrenoud, P. (2000). “Aprender en la escuela a través de
proyectos: ¿por qué?, ¿cómo?” en Revista de Tecnología Educativa,(Santiago
- Chile), XIV, n° 3, 2000.
[14] Perrenoud, P. (2002), Construir
competencias desde la escuela, Santiago de Chile. Dolmen.
La preparación de este artículo (y conferencia) se realizó parcialmente bajo el auspicio del proyecto de investigación “Lógicas del descubrimiento, heurística y creatividad en las ciencias” (PAPIIT, IN400514) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
ResponderEliminarResearch for this paper (and talk) was partially developed within the project “Logics of discovery, heuristics and creativity in the sciences” (PAPIIT, IN400514) granted by the Dirección General de Asuntos del Personal Académico of the National Autonomous University of Mexico (UNAM).
Any suggestion is welcome in order to enrich this paper. We extend ours warmest greetings to all of you! Jasso
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